El público se sintió atraído por los paisajes, por los cielos y las nubes. Entre los molinos estaba Los Hermanos (interpretación al óleo sobre tela, en base a esquemas y bocetos) y hubo quien conocía aquellos molinos de Quilmes (demolidos para instalar en el predio un hipermercado), pues allí jugaba de chico y comentó algunas anécdotas al respecto.También visitaron el stand quienes conocían los lugares que pinté aunque en estos casos no usé modelo. Ocurre que, los reflejos de la memoria, hacen que mucha gente suponga reencontrarse con algún lugar que le satisfizo hondamente y el pintor es un vínculo inesperado para reflotar tales puntos, aún cuando ninguno estuvo en tal lugar. Mis modelos son simplemente cerebrales: árboles, pastos, lagunitas, nubes, alguna casita diminuta perdida al fondo del paisaje como para dar presencia humana, colaborando con la presencia de los molinos de campo. Todo esto dentro del taller y sin modelo. Por lo tanto tales recreaciones a mi gusto, nacidas de unos trazos de carbonilla sobre la tela, no pueden ser un lugar conocido por otros al extremo de comentar algún recuerdo insólito como que allí pasaban las tardes viendo las puestas de sol... cuando el lugar ¡no existe!
Centro Cultural Borges - Pabellón II
